Una de las ventajas más importantes de la inversión inmobiliaria es el concepto de plusvalía. Considerando la ubicación y calidad, un bien raíz aumentará su valor a medida que pase el tiempo. Las posibilidades de aumentar tu patrimonio a través de este tipo de inversiones son altísimas, y si ya descubriste nuestro marketplace, te habrás dado cuenta de que todos nuestros productos son altos en plusvalía.
El modelo del apalancamiento financiero es un aspecto muy importante que debes considerar como beneficio, y que básicamente consiste en “apalancar” tu inversión con la ayuda de un crédito.
Por ejemplo: comprar una propiedad de $80.000.000 con un crédito donde el banco aporta con el 80%, significa que tú tendrás que aportar con el 20%, el cual corresponde al pie. Considerando que pagarás el dividendo con el arriendo de tu propiedad, tu inversión inicial correspondería a un monto muchísimo menor del valor total de tu inversión.
Es decir, habrás comprado una propiedad de $80.000.000 invirtiendo tan solo $16.000.000.
Otro aspecto importante de este tipo de inversión es que promueve la diversificación de ingresos. Arrendar tu propiedad significa que, en el mejor de los casos, podrás recibir un ingreso pasivo y estable. En pocas palabras, invertir en una propiedad con alta plusvalía, te generará un ingreso mensual que irá creciendo año a año.
Hay una gran cantidad de instituciones financieras que ofrecen préstamos hipotecarios con diversas condiciones y tasas de interés. Una opción más accesible es el apalancamiento financiero; entidades bancarias, mutuarias o incluso cajas de compensación, que ofrecen múltiples alternativas de créditos hipotecarios que se ajustan a tu situación.
Una muy buena alternativa es comprar la propiedad en blanco o en verde, donde normalmente se permite pagar el pie en “cuotas”. Blanco o Verde significa que aún no ha comenzado la construcción, o que está en aquel proceso aún, respectivamente. Esto te da la posibilidad de contar con meses, o incluso años, para juntar el dinero necesario e ir pagando el pie en las cuotas que tienen hasta la entrega.
Muchas inmobiliarias permiten este tipo de financiamiento en donde mensualmente se le deposita el valor y no se pagan intereses como sería en caso de financiarlo con otros tipos de créditos.
Es muy importante comprender que este tipo de préstamos están sujetos a tu capacidad financiera y que generalmente no supere el 25% de tu ingreso mensual. La idea es que tu buena deuda sea llevadera durante el tiempo, y que no ahogues tu bolsillo mes a mes.
Este es nuestro principio básico. Si ves que tus cálculos arrojan un sobre endeudamiento, entonces necesitas definir una nueva ruta de inversión. No te desanimes, si has llegado acá es porque eres responsable con tus finanzas y eso es algo muy importante. Bien por ti y por tu bolsillo.
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Entonces, los números deben calzarse aunque el futuro sea incierto. Define tus ingresos actuales y compáralos con los gastos totales de tu inversión. Si compras un activo con posibilidad de arriendo, como lo sería un departamento, bodega o estacionamiento, entonces deberás evaluar variables como CapRate y el Cash Flow. Estos te ayudarán a calcular si con el arriendo de tu propiedad puedes pagar el dividendo.
La importancia de tener objetivos al momento de invertir es fundamental para que tu camino sea claro. No estamos hablando sólo de aumentar tu patrimonio, estamos hablando de por qué quieres aumentarlo. El por qué de nuestras acciones define el camino que seguiremos y nos servirá como recordatorio de qué fue lo que nos motivó en primer lugar. ¿Qué sensación estás buscando?
Por ejemplo: “Para el final de este año busco generar X cantidad de dinero mensual, porque quiero sentir la libertad de poder elegir cómo gasto mi tiempo”.
Quizás quieres dedicarle más tiempo a tu familia, o hacer ese viaje que siempre te prometiste que ibas a hacer, o quizás quieres desarrollarte en algo que te haga sentido y te entusiasme. Al final del día tu objetivo ya no se tratará de cuánto dinero quieras hacer, si no del por qué y de cómo buscas sentirte.
Luego debemos considerar qué debemos hacer para lograrlo. Quizás ya sabes que quieres invertir en cierta cantidad de inmuebles, pero siempre es bueno especificarlo aún más.
Por ejemplo: “Comprar 4 departamentos de UF 1.600 - UF 1.800 en la Región Metropolitana que generen $300.000 mensuales en arriendo”.
Aclaraste qué quieres comprar, cuanto te costará, e incluso cuando lo harás. Entonces veamos tu objetivo:
“Para el final de este año busco generar X cantidad de dinero mensual, porque quiero sentir la libertad de poder elegir cómo gasto mi tiempo.
Lo lograré comprando 4 departamentos de UF 1.600 - UF 1.800 en la Región Metropolitana que generen $300.000 mensuales en arriendo.”
Una vez que tengas tu objetivo fijado, ignora todas las distracciones que te impidan lograr avanzar en tu camino. Sé responsable contigo mismo y con tu bolsillo.
Sabemos que es difícil no juzgar un edificio basándose en la apariencia de su fachada. Es uno de los errores más comunes al momento de elegir una propiedad, sobre todo si estás recién iniciando este camino. Recuerda que invertir en una propiedad no significa que estés eligiendo un lugar para vivir. En cambio, pregúntate qué tipo de arrendatarios estarían interesados en ese lugar. Quizás un grupo de estudiantes, una familia que busca colegios cercanos, o quizás alguien que necesita vivir cerca del aeropuerto; diferentes necesidades para diferentes personas.
Invertir no se trata de cumplir preferencias personales, sino de si la propiedad te aportará el tipo de rentabilidad que buscas.
Para comenzar tu viaje necesitas sentir seguridad, pero eso no significa que debes esperar a que ocurra mágicamente.
Tienes toda la información, ya revisaste todas las opciones y sabes lo que necesitas para conseguir lo que quieres, pero hay algo que te detiene. Ese pensamiento en exceso que pareciera ser imposible de llevar a una acción concreta es lo que se conoce como “parálisis por análisis”. Esta condición no es otra cosa que un miedo desmedido a equivocarte. A todos nos ha ocurrido, no te preocupes.
Quizás piensas que lo lógico sería seguir las siguientes etapas para tomar una decisión:
Recopilar toda la información posible.
Identificar todos los riesgos posibles.
Identificar todas las soluciones posibles.
Comparar las soluciones.
Elegir la mejor solución.
Lo cierto es que es imposible que optimicemos nuestra toma de decisiones. No somos máquinas que evalúan con precisión y rapidez todos los escenarios posibles, y no podemos estimar las probabilidades de cada resultado. Sencillamente porque nuestra memoria tiene límites.
Digamos que siempre es importante que dediques tu tiempo a aprender y educarte, sobre todo en temas de inversión, pero eso no significa que tengas que ser un experto para comenzar a invertir. Piensa en todas las dudas que tenías al principio, si ya las resolviste, quizás ya sea el momento de confiar en ti y comenzar tu camino.

guía básica de inversión






